Como estaba previsto, así ocurrió. Al concluir la Séptima cumbre de las Américas en Panamá, quedó acentuado que Estados Unidos mantiene su hegemonía política en la región.
Las voces altisonantes que se escucharon en la reunión por parte de mandatarios como los de Ecuador, B olivia, Argentina y Venezuela, entre los más severos, hacían prever la afirmación en un documento, de lo que debía ser en adelante, el comportamiento de Estados Unidos hacia los paises de la región, pero al final de cuentas, para la opinión mundial, todo quedó en el punto en el que solo sale airosa la poderosa nación del norte, al demostrar una vez más que todos giran en torno a sus necesidades.
El presidente Obama llegó a la cumbre a rescatar la influencia de su país en lo político y en lo económico ante Latinoamérica y , se puede asegurar que lo consiguió, al punto que la estrategia de bajarle la intensidad a las sanciones contra Cuba, les permitió llevarse todos los réditos.
Ante el mundo, los paises de América, sus presidentes, actuaron como los peones de siempre movidos al antojo imperial para utilizarlos a su conveniencia en el ajedrez de la geopolítica mundial ante otras superpotencias que han venido ganando terreno en la región.
Hubo presidentes. como los de Perú y Guatemala, a los que solamente le faltó mostrar un pedazo de balleta para sacarle brillo a los zapatos de Obama, con lo cual se demuestra que aún queda un largo camino por recorrer para que quienes lleguen a actuar a nombre de algunas naciones, lo hagan con la dignidad, con el carácter que reclaman unos paises saqueados en sus recursos, con el contubernio de sus connacionales capitalistas.
A Venezuela le corresponderá seguir tomando sus propias decisiones para que los mal intencionados capitalistas norteamereicanos no logren su propósito y, Cuba, tendrá que mirar con sumo cuidado cada movimiento en la nueva estrategia norteamericana, para evitar que los lleguen a sorprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario