El salario mínimo, la discusión de siempre

Cuando se inicia diciembre, la mayor expectativa de patronos y trabajadores se centra en cuál debe ser el rango del salario mínimo para los trabaajdroes en el nuevo año.
En Colombia, a éste hecho siempre se le ha mirado como algo de poca monta por parte de los patronos, al considerar  que nunca se debe pensar en un incremento  mayor al de la inflación proyectada por el gobierno  así la realidad del trabajador sea otra muy distinta.
El patrono considera lescivo a sus intereses un incremento salarial que esté uno o dos puntos por encima de la inflación prevista para cada nuevo año , posición que debe ser enfrentada por las agremiaciones de trabajadores, cuiyos representantes acuden a la mesa de negociación en la convicción de alcanzar  un acuerdo que llene las expectativas del asalariado.
Al término de sucesivas y prolongadas reuniones, a los sindicalistas mo les queda otra alterenativa, o bien, la de aceptar el aumento dispuesto por los dueños del capital o simplemente retirarse de la mesa y dejar que sea el gobierno el que finalmente diga cuál será el nuevo reajuste.
Con la entrada del año nuevo, sobreviene la cascada de reajustes en los precios en  artículos de diario consumo sin que por ello el gob ierno proceda a la aplicación de  reales medidas de control a fin de proteger al consumidor , ante lo cual el débil incremento salarial termina sirviendo para muy poco, pero sí, causandole una gran frustración a quien año tras año ve disminuídos sus ingresos ante el imparable costo de la vida.

Las nuevas amenazas a Cepeda, estrategia o realidad?

La violencia política que por décadas ha vivido el país, la presencia de mafias del narcotráfico, de las que saquean las distintas entidades del gobierno, han llevado a los colombianos a permanecer prácticamente en un constante estado de sosmetimiento al miedo.
Las agrupaciones delictivas  mantienen su reinado en una nación en la que el apetito a lo burocrático y al enrriquecimiento rápido es lo que interesa,actúan casi que con plena libertad. Esto ha quedado demostrado con la serie de asesinatos selectivos que con frecuencia se ejecutan en distintas zonas de Colombia y cuando ello no ha servido para  presionar al gobierno a poner en marcha una rígida tarea de control hasta conseguir el donminio de la situación.
Es muy ciereto que se realizan algunas capturas  de implicados en los hechos, pero ante nuestro flexible sistema judicial, al rato se les ve caminar nuevamente por nuestras calles como si nada hubiera ocurrido  o cuando ello se cumple, los abogados defensores se presentan con un buen número de testigos falsos para testimoniar a su favor hasta finalmente lograr su libertad. 
Hoy nos enfrentamos a la libre actuación de los aludidos grupos cuando  sin ningún reato, han hecho circular una serie de panfletos a través de los cuales anuncian que tanto el congresita Iván Cépeda, como otros defensores de los derechos de los despojados de sus tierras, serán asesinados.
Y muy seguro que las autoridades respectivas no han tomado ninguna medida contra éste insólito hecho, con lo que se evidencia una vez más que  en Colombia, al parecer, es mejor pertenecer a una banda delincuencial que mantenerse como ciudadano apegado a las leyes.
Si se va a poner en marcha una acción para contrarrestar esas amenazas, por favor, ´que sean severas. Colombia merece respeto.

Solicitan revisar legalidad de propiedades del general Santoyo

La petición hecha por algunos congresistas, entre ellos del Polo Democrático y del  Partido Liberal , para que se establezca la legalidad de las propiuedades que aparecen a nombre del generaL Santoyo, exjefe de seguridad de palacio en el gobierno Uribe, es algo que no debe caer en el vacío.
Las autoridades competentes tienen el deber de establecer la legalidad de esos vienes debido a sus altos costos lo cual ha llevado a considerar que con el salario de un general  no es posible su adquisición.
La petición en tal sentido ha surgido a raíz de la investigación que se le adelanta en Estados Unidos por su presunta vinculación a carteles del narcotráfico colombiano  y de los cuales habría recibido costosas haciendas y lujosos apartamentos como compensación de las informaciones que éste les suministraba para su mejor desenvolvimiento  en sus acciones delictivas.
Iván Cepoeda, uno de los solicitrantes de la mencionada investigación considera así mismo que la mayoría de altos oficiales en Colombia pooseen propiedades imposib le de adquirir con sus ingresos normales, además de la vida de lujo que éstos llevan.