A medida que las redes sociales, el fenómeno de la rápida intercomunicación en el mundo, avanzan , éstas cumplen un papel de suma importancia en la vida diaria del ciudadano, al punto que un celular o móvil , una tablet o un ordenador, como se les conoce, han entrado a ser parte vital de la moderna sociedad.
A las redes sociales que se constituyen a través de las diversas plataformas, se les ha dado toda suerte de empleo, desde el impulso a lo pornográfico, a lo netamente comercial, a la intercomunicación de amigos, a la extorsión y el chantaje. En éste masivo uso de las redes no podía quedar por fuera lo político.
En Estados Unidos, los directores de la campaña a la presidencia de Barack Obama, en 1997, advirtieron lo esencial que sería una rápida comunicación entre los seguidores del aspirante y pusieron en práctica el empleo de celulares para la motivación de los votantes, así como de sus diversos grupos de base, alcanzando un excelente resultado..
La experiencia norteamericana fue llevada a otros paises con la misma finalidad, pero el asunto no quedó allí, pues quienes viven de las maquinaciones se dieron cuenta de lo útil que resultaría el motivar planes sustentados en lo perverso , para desde allí, adelantar agresivas campañas encaminadas a afectar a un determinado gobierno o sistema de gobierno.
En América Latina, se instituyó , entre la extrema derecha, el empleo de las redes sociales para buscar un efecto negativo en torno a un determinado mandatario, como por ejemplo, Bolivia, en donde, con motivo del referendum encaminado a permitirle al presidente Evo Morales un tercer mandato, se abrió una campaña de descrédito, de desinformación que finalmente dio con su derrota por una mínima diferencia. De igual manera es ampliamente conocida la campaña mediática puesta en marcha desde Estados Unidos, Colombia, España y Venezuela misma, contra el gobierno de Nicolás Maduro y el modelo administrativo. En Argentina, Caristina Fernández, soportó las andanadas que por intermedio de las redes sociales, puso en práctica la campaña de Mackri contra la mandataria. A Rafael Correa le ocurre algo similar.
Ante tales hechos, hoy podemos asegurar que las redes sociales se han constituido en el mejor instrumento de la derecha en el mundo para afianzar sus malignos propósitos.
