viernes, 15 de mayo de 2015

Nacer, crecer y matarse, nuevo fundamento de la existencia del hombre?

Aquel precepto bíblico referente  a uno de los papeles  del ser humano  en el universo y que dice, nacer, crecer y multiplicaos, con  el transcurrir del tiempo se ha ido trastrocando gradualmente  a medida que el hombre se ha sentido impulsado a mayores logros económicos sin atender los medios que para ello deba emplear.
El camino más expedito para tal fin es el uso de la violencia en todos sus niveles y para lo cual se hace indispensable acudir, generalmente, a la fuerza. Ante la  presencia de la tecnología,  las  armas sofisticadas son el complemento perfecto para facilitar la desbordada riqueza.
Y eso es lo que ahora hacen las naciones con mayor capacidad económica y tecnológica, desarrollar poderosas armas con las que doblegan a  los pueblos débiles, facilitándoles  a los grandes inversionistas expandir más y más su capital al adquirir, mediante el sometimiento, mas la complicidad de traficantes  del dolor patrio ,el derecho a explotar sus riquezas naturales.
Antes que universidades, hospitales , grandes empresas para la producción de bienes de servicio que permitan  la apertura de fuentes de trabajo, se opta, por su mayor  rentabilidad, en la construcción de grandes y modernas fábricas de armas bélicas, cuya capacidad destructiva llena de terror a los pueblos en el mundo.
En Estados Unidos se concentra el mayor numero de ese tipo de instalaciones y desde donde se inunda a los paises del orbe de toda clase de equipos para la destrucción masiva, sin incluir las devastadoreas bombas atómicas, generalmente reservadas para el gobierno a fin de incluirlas dentro de su arsenal de guerra.
Junto con la masiva venta de las pesadas armas, se exporta la publicidad belicista con la cual se pretende justificar la necesidad de las costosas transacciones, incluyendo como soporte, la frase, para defender la democracia, cuando realmente lo que se quiere garantizar es el volumen de venta que permita la existencia de la fábrica.
Ante tan terrible realidad,  no queda más que decir que hoy el ser humano debe nacer, crecer y...matarse!

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