sábado, 7 de noviembre de 2015

La retoma del Palacio de Justicia en Colombia, el más grande fracaso militar y de un gobierno

En un país como Colombia, dominado por los intereses políticos y económicos , las palabras no pueden seguir sobrando .
Centenares y centenares de conceptos y versiones en torno a lo ocurrido en el Palacio de Justicia se han escrito tanto en la prensa nacional como internacional, así como los amplios informes de televisión y radio sin que hasta el momento se haya conocido  la verdad en toda su plenitud.
Consecuencia de ello, los medios informativos, en su afán de escudriñar en ese mar de interrogantes suscitados después del doloroso holocausto de ese seis de diciembre de 1985, siguen llamando la atención de propios y extraños.
La más reciente versión indica que tanto la presidencia como los altos mandos militares y de investigación , conocían lo que estaba por suceder y como brillante idea, no se ha dicho de quién , surgió la estrategia de permitir la toma del Palacio de Justicia sin ninguna oposición, para, cual ratonera, atrapar a los miembros del M-19, encargados de adelantar la arriesgada acción.
Por ello hoy se conoce que a los magistrados se les hizo utilizar en la solapa de su chaqueta un notable carnet de identificación y al palacio se le retiró toda vigilancia, mientras cerca a la sede de gobierno fueron apostados varios tanques del ejército.
A los ejecutores del plan militar les pareció lo más ingenioso que se  hubiera preparado hasta entonces para hacerle frente a una toma guerrillera de tal naturaleza..
Pero lo que allí se vivió no fue el buen resultado de una excelente estrategia " para defender la democracia, maestro", como dijera henchido de orgullo , uno de los generales que se encuentra tras las rejas.
Fue sencillamente la más brutal tragedia de que tenga conocimiento  el pueblo colombiano que recuerda cono sumo dolor, cómo por la ligereza de unos mandos militares y la ineptitud de un presidente, caían inmolados los administradores de justicia cuando discutían la viabilidad de un tratado de extradición contra narcotraficantes.
La gran tragedia que se vivió en el Palacio de Justicia no puede quedar en un simple perdón de un presidente contra quien la justicia, esa que intentaron silenciar envuelta en gigantes lenguas de fuego, está en el deber de llevar al banquillo de los acusados, para que responda por las decenas de vidas que allí, de manera miserable, se perdieron.

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