martes, 20 de enero de 2015

El capitalismo extremo le quita la paz al mundo

Con el temor natural que nos infunde el tipo de sistema democrático que se aplica  en Estados Unidos, a través del cual se convierte en delito la opinión contraria a sus beneficios, es necesario, sin embargo,manifestar el siguiente punto de vista: La mayoría de personas en Latinoamérica, al reprochar una determinada conducta de Estados Unidos hacia un país débil, generaliza, dando a entender que todo el mundo allá es igual, pero no, una cosa es el nortemericano común y corriente, como ocurre entre nosotros, y otra diferente, muy diferente, es el norteamericano capitalista.
Los primeros disfrutan de las comodidades, de las ventajas que les otorga su desarrollada nación, En él encontramos una mayor identificación con las carencias que agobian a los paises pobres o en crecimiento.
El norteamericano capitalista,  por el contrario,  es quien ha hecho posible que las aludidas carencias hayan llegado al estado crítico en el que se aprecia en el mayor número de poblaciones de Latinoamérica.
Pero por qué se ha llegado a esa condición, no es un secreto, pero por no serlo, es necesario recordarlo una y otra vez.  Las utilidades económicas de los capitalistas han sido llevadas al máximo grado de exacerbación hacia los pueblos que han optado por su dinero  para obras de infraestructura y otros planes de desarrollo, facilitándoles un exagerado enriquecimiento.
Y son esos pocos capitalistas, quienes amparados en su fortaleza económica, quienes pueden acceder al manejo de los hilos de cada gobierno, inclusive, los de su propia nación, propiciando el intervencionismo, inclusive el armado, para favorecer su desaforado apetito de riqueza.
Si ese tipo de capitalismo al extremo fuera regulado con tasas de interés o de ganancia m ás justa, seguro que la equidad permitiría la paz universal.

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