viernes, 27 de febrero de 2015

" Los rictus en el sanitario no crean conciencia social

Un amigo me remitió la nota que les  ofrezco a continuación referente al tracto intestinal en el ser humano. Por creerlo de interés se las pongo a consideración, esperando, si asi lo estiman, cualquier comentario:
" Cuando miro la belleza en la mujer y la opulencia en el potentado, se me ocurre pensar que la naturaleza cometió , al parecer, un desliz al n o haber dotado al ser humano de un sistema diferente al del tracto intestinal para la evacuación de los deshechos sólidos del organismo.
Una mujer bella, recibe todos los halagos. Un hombre poderoso, todas las pleitesías .
La mujer bella disfruta de sus encantos. El potentado , de su fama.
La mujer hermosa, camina con elegancia, con  donaire.
El hombre rico, lo hace con  dignidad y hasta su saludo  le es esquivo a muchas personas, reservándolo  a un reducido número de quienes considera dignas de recibirlo.
La belleza de la mujer y la pretendida dignidad del potentado quedan reducidos a cero cuando llegan al sanitario.
Si lo miramos detenidamente, sin apasionamiento, concluimos que se trata de un acto innoble en donde el ser humano se ve reducido a la mínima expresión.
Suena ridículo, pero es real, la compostura se restablece automáticamente porque al cerebro se le metió la información de que se trata de un acto normal, pues no hay otra forma de evacuar los residuos alimenticios; así lo dispuso la naturaleza y así será.
Es allí donde la igualdad del ser humano no se pone en duda. La bella y el rico acuden al mismo lugar para hacer los mismos gestos y sentir la misma desesperanza del pobre.
Pero esto, sin embargo, no crea conciencia social. La desigualdad seguirá su rumbo aun cuando los rictus del pobre y del rico, sean los mismos.

Martin Castro

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