viernes, 22 de julio de 2016

Trump, candidato de la ley y el orden, o del odio, del rencor?


El largo discurso de Donald Trump para aceptar su nominación a la presidencia de Estados Unidos  para enfrentarse a Hillary Clinton , le dejó al televidente la sensación  de hallarse frente a una persona movida por el odio, el rencor, disfrazado con la propuesta de recuperar la economía norteamericana, caída en una crisis que aún no supera.
Repetir una y otra vez que él es el candidato de la ley, del orden, acompañado de severos gestos en el rostro, motivó toda suerte de reacciones que iban desde los aplausos por parte de sus seguidores, hasta el rotundo rechazo de las comunidades contra las cuales estaban dirigidas sus palabras cargadas de odio.
Siempre condenó los ataques a la policía suscitados últimamente, sin que  se refiriera con la misma vehemencia sobre la muerte de afroamericanos de manos de uniformados salidos de control y, menos aún, en la aplicación de medidas encaminadas a controlar tales desafueros.
Otro blanco de sus ataques lo constituyeron los inmigrantes ilegales, contra los cuales lanzó todo tipo de señalamientos, hasta culparlos de tener mucho que ver en la actual crisis laboral y de salud que afrontan los norteamericanos y para cuya solución acudió una vez más, a su decisión de construir un gigante muro que separe a Estados Unidos del resto del continente americano, o como ellos lo consideran de manera despectiva, de su " patio trasero".
Ante tan intemperado personaje, los norteamericanos se enfrentan a la gran disyuntiva de tomar partido y someterse a sus desajustes emocionales, o por el contrario,inclinarse por la aspirante Democrática  Hillary Clinton, cuya figura se halla afectada por serios cargos de corrupción que ha sabido matizar con unas posiciones más flexibles ante temas tan espinosos como la inmigración ilegal o las relaciones exteriores para atender especialmente el grave peligro del terrorismo que mantiene al mundo sumido en una profundad angustia.
Pero al sopesar las dos posibilidades, los norteamericanos terminarán inclinándose por quien aparenta ser la menos mala.
Lástima que tan rígido y acomodado sistema electoral, le hubiera cerrado el paso a Bernie Sanders, un senador Demócrata con mayor sentido humanista.

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