domingo, 26 de junio de 2016

El nuevo canal de Panamá, un regocijo que debió ser colombiano


Desde el comienzo mismo de la república, la mezquindad política  se ha encargado de interferir  seriamente en el desarrollo de Colombia en todas las esferas
La guerra de los mil días en la que el conservatismo y liberalismo propendían por una hegemonía en la república de 1903 , distrajo de tal manera al gobierno de Manuel Antonio Sanclemente , un anciano enfermo que prácticamente no se pertenecía, facilitando la presencia de una alta corrupción que llevó a desatender la concesión  otorgada a una compañía francesa en cabeza de Feredinand De Lesset, años atrás, para la construcción de un canal interoceánico  en la entonces provincia de Panamá.
Una obra que debió ser ejecutada en seños años, de acuerdo a los presupuestado por los ingenieros a cargo del complejo y costoso proyecto,, tuvo una parálisis  cercana a los veinte años, hasta ser negociado por éstos al gobierno de Estados Unidos, el cual se valió de su fuerza bélica y económica para finalmente hacerse a ella y proceder, con una fuerte presencia militar , a ejercer total dominio en el Istmo, supuestamente con el respaldo de la ciudadanía, cuando en realidad lo que se produjo fue una invasión para forzar al surgimiento de una nueva república.
Hoy cuando el ampliado canal entra en funcionamiento, constituyéndose en una de las obras de la ingeniería hidraúlica más sobresaliente de la época, empieza a generarle a la república de Panamá unas utilidades que le permitirán alcanzar un importante grado de desarrollo, esperándose que lo social también reciba el debido beneficio.
Entre tanto, los colombianos seguiremos con una mano en la barbilla, o en cualquier otro  lugar, pensando que nuestros antepasados despilfarraron veinticinco millones de dolares  que recibió el país  como indemnización  por la pérdida de una obra que le debiera estar reportando a Colombia pingûes utilidades.
Pero esa es la política, peor aún, la responsabilidad de aquellos que siempre han manejado a tan maltratada nación y quienes hoy le siguen entregando nuestros recursos a los extranjeros a nombre del desarrollo.
Un historiador se queja de la siguiente manera ante tal vergûenza , " Colombia no envió tropas al escenario, no rompió relaciones diplomáticas  ni retalió  contra sus capitales invertidos en banano y ansiosos de invertirse en petróleo. Antes que tomar medidas punitivas, siguió negociándose con ellos condiciones favorables para su inversión".

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