Cuando los atenienses, en la antigua Grecia, establecieron el término " democracia" para definir un sistema de gobierno para la ciudad a fin de atender los intereses del pueblo, no llegaron a imaginar que tan digna expresión se llegara a constituir, siglos después, en la mejor herramienta para que unos cuantos cometan toda suerte de atropellos contra la humanidad, amparados en un término que buscó desde un comienzo, la inclusión social sin excepción alguna.
Es así como hoy podemos apreciar que se acude a la palabra " democracia" para ordenar inclementes bombardeos en cualquier lugar del mundo en donde los dueños de los misiles mantienen un determinado interés económico o militar, sin que importe pasar por encima del dolor de los millones de peresonas que sufren las consecuencias de la demencial acción.
Los miles de muertos, heridos y desplazados no importan porque se está actuando a nombre de la democracia, término que dejó de significar el gobierno del pueblo para representar cabalmente a todo aquel que valido del poder, establece su hegemonía en detrimento de la mayoría.
En Colombia es fácil hablar de democracia, especialmente por aquellos que la han pisoteado cuando desde el poder han amparado toda suerte de desmanes, dándole inclusive, cierta legalidad a la presencia de fosas comunes, porque con ello, como dijera un alto oficial de las fuerzas armadas al ordenar el bombardeo del palacio de justicia, se estaba " defendiendo la democracia, maestro".
Cuando el pueblo supera el dolor motivado por esos excesos, entiende, sin embargo, que se halla en democracia porque asi lo dice la cédula que lo habilita para votar en cada elección a nombre de quienes establecen mecanismos jurídicos y económicos que gradualmente lo aísla de una posibilidad real de convivir en una sociedad justa.
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