La masacre que con escasos intervalos de días se viene registrando en la franja de Gaza ha superado en número las víctimas ocurridas en anteriores ocasiones en las que Israel y Hamas han sostenido confrontaciones armadas.
La cantidad de personas muertas, entre ellas mujeres, ancianos y n iños, supera las dos mil; centenares de heridos , desplazados y una incalculable destrucción de edificios y viviendas, lo que ha convertido a Gaza en zona de dolor, de miseria, con la complacencia de Estados Unidos, principal socio de Israel, al cual le ha brindado su apoyo en armas, en dinero.
Las voces de protesta de distintas partes del mundo no han sido suficientes para que Israel haya parado su despiadada acción contra el pueblo palestino adelantada con el pretexto de intentar acabar con el grupo terrorista Hamas, cuyos miembros libran una desigual lucha armada con las fuerzas hebreas.
Lo que más condenan quienes se oponen a esa confrontación, son los bombardeos, los cuales se cumplen supuestamente contra objetivos militares , comprobándose finalmente que no es así, porque numerosas escuelas, hospitales, sitios de refugio han sido destruidos ocasionando la muerte indiscriminada de personas.
Se trata de un desigual enfrentamiento , puesto que mientras el ejército de Israel cuenta con aviones dotados de la más avanzada tecnología para la guerra, los miembros del grupo Hamas tienen que utilizar fusiles para el combate en tierra, empleando municiones comprobadas de manera ilegal a las tropas enemigas, según lo revelaron jefes de las milicias armadas. El último cargamento adquirido fue de cinco millones de balas para fusil. Uno de los culpables de tal negociación fue apresado, de acuerdo a lo indicado.
Como quiera que los del grupo Hamas no cuentan con aviones ni tanques para librar una guerra como la desarrollada por Israel, el presidente Obama debiera solicitar que se le brinde prioridad al combate en tierra para que de esa manera se le pueda brindar más protección a los civiles y se le ponga fin a la destrucción de viviendas y edificios como hasta ahora ha ocurrido.
Lo contrario, es aceptar que para Estados Unidos representa poca importancia lo que en Gaza le está ocurriendo a la población civil, víctima de una fuerza que actúa casi que a mansalva.
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