A ciertas personas que, ellas, o algunos de sus familiares le han sacado buen provecho a la violencia en Colombia muestran su constante inconformismo con las críticas que puedan hacer ciudadan os independientes o inclusive, políticos de la oposición, no los del Centro Democrático, sobre el claro propósito de algunos de sus afectos, de hacerle daño al proceso de paz.
El pronunciamiento hecho por Humberto De la Calle, negociador del gobierno ante las Farc, sobre la nueva violación a sus comunicaciones telefónicas es un hecho que merece toda la atención del presidente Juan Manuel Santos .
No es posible que el Ministro de Defensa Pinzón se siga mostrando extrañado por tales hechos a sabiendas que es él quien debiera responder por algo tan delicado como el espionaje a los negociadores de la Habana.
Que´ hace su despacho por contrarrestar el accionar de los jacquers, quienes en Colombia, está visto, actúan de manera libre, como si antes que temor, sintieran complacencia, o peor aún, consideraran sentirse seguros de no llegar a ser molestados por funcionario alguno del gobierno y menos, de las fuerzas militares.
De la presencia de Andrómeda, los resultados de la correspondiente investigación, es poco lo que se sabe, así como del jacquer Sepúlveda, mientras que las interceptaciones a los negociadores de la Habana se continúan adelantando, sin que el presidente Santos le haya exigido una clara explicación el Ministro Pinzón.
En los círculos políticos de la oposición, entiéndase, oposición, no Centro Democrático, se han suscitado justificadas protestas, entre las que se cuenta la de Angela Robledo, quien ha reiterado su señalamiento al senador Uribe, dada su abierta intención de causarle daño a las negociaciones para la paz.
Es hora que Juan Manuel Santos ponga en cintura al Ministro Pinzón , porque es sencillo, o muestra resu7ltados positivos en su gestión o simplemente, le solicita su retiro del cargo porque Colomb ia no puede seguir sumida en tan largo baño de sangre.
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