sábado, 18 de enero de 2014

Las elecciones vuelven visibles los problemas de infraestructura

Es un hecho, en cada época preelectoral, los graves prob lemas de infraestructura que enfrentan las regiones en Colombia, se tornan  tan visibles que se llegan a constituir en gran preocupación para quienes aspiran a una credencial y los que con frases sonoras prometen convertirlos en su prioridad.
Los incautos que también aparecen para cada momento electoral, aplauden frenéticamente, en su creencia de que ahora sí habrá solución. Pero concluyen las elecciones y los grandes huecos en las vías, los acueductos que nunca se construyen, los puentes que se caen a pedazos, las escuelas que se inundan en cada aguacero, los hospitales con pocos médicos y pésimos servicios, las universidades públicas con raquíticos presupuestos y una deplorable planta física, siguen ahí como mudos testigos de la negligencia de una clase política y administrativa que sabe emplear los presupuestos públicos para menesteres muy distintos a lo establecido de manera clara por cada gobierno.
Retorna la nueva época electoral y vuelven los aspirantes a credencial a lo mismo, a valerse de los llamados capitanes quienes con la promesa de ganar un buen puesto público, se entregan en alma y vida a convencer a las personas para que concurran a las urnas a respaldar a su candidato, y así, hoy vemos a viejos Senadores y Representantes que pudieron, con promesas incumplidas acumular verdaderas fortunas con base a los  contratos logrados  para darle, supuestamente,  solución a una determinada necesidad ,  pero que terceros saben manejar convenientemente para un muto beneficio.
Lo extraño de todo, es la capacidad de olvido del ciudadano, de aquel que entregó su voto con la promesa de ver solucionada una sentida necesidad de infraestructura de su lugar, lo cual finalmente no ocurre. En el nuevo proceso electoral a esa persona se le olvidaron las promesas recibidas y como manso cordero, corre a entregar otra vez su voto para que ese congresista garantice su curul.
Mientras nuestro elector se constituya en cómplice pasivo de esos personajes, Colombia seguirá sometida al vaivén de los contratos  y  la corrupción  administrativa que tanto daño le han causado al país.

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