El inobjetable triunfo que logró el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela en la reciente jornada electoral, demuestra de manera clara que gradualmente el pueblo en la República Bolivariana empieza a cumplir con plena decisión, el papel que le corresponde en una democracia participativa.
Obtener el 80% de las alcaldías le peremite al gobierno Bolivariano asentar con mayor fuerza el Socialismo del Siglo XXI iniciado por el presidente Hugo Chávez y a través del cual, se busca entregarle al pueblo una mejor calidad de vida y permitir que cada organismo del estado, cumpla el psitivo resultado que de él se espera como engranaje de un sistema político-administrativo.
En Venezuela el pueblo ha despertado del letargo en el que han permanecido trabajadores, campesinos y estudiantes por décadas, sostenido por un capitalismo que solamente atiende sus intereses económicos, sometiendo a grandes padecimientos a quienes ponen la mano generadora de su riqueza.
Y es a ese capitalismo despiadado al que debe seguir enfrentando el modelo administratiivo de Venezuela para que los inversionistas privados entiendan que se puede hacer empresa dentro de lo racional, que un porcentaje de sus utilidades se revierta al beneficio del trabajador.
Aquel obrero que vive de un salario obtenido al servicio de ese capitalista y que en contraprestación él le entrega un voto en cada elección, debe reaccionar y entender que el camino para su futuro, para el futuro de su familia, está en el respaldo que decida brindarle al gobierno, para que como institución se fortalezca y pueda llevar adelante las poíticas de beneficio colectivo proyectadas por el estado en la República Bolivariana de Venezuela.
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