La mejor táctica para dismiuir a quienes adelantan luchas de carácter social en el mundo es declararlos enemigos del estado, de querer violentar la constitución y con ello, abrirles procesos judiciales que permitan finalmente llevarlos a la cárcel.
De ese tipo de procedimientos el mundo se halla lleno de muchos y dolorosos ejemplos, siendo uno de ellos el de Nelson Mandela, a quien, los dueños del poder en Sudafrica lo señalaron de pretender desestabilizar el pais bajo el pretexto de luchar contra la segregación racial. Con ese argumento se le llevó a la cárcel en la que se le mantuvo por largos veintisiete años.
Su tesón, su convencimiento de tener que llevar adelante la lucha iniciada desde el Congreso Nacional Africano,lo mantvo en una batalla llena de dolor, de grandes sacrificios pero que finalmente le permitió derrotar a quienes pretendían eternizar la política segregacionista impuesta a la mayoría negra de Sudafrica por un pequeño grupo de hombres blancos.
Lo ocurrido con Mandela es lo que generalmente se registra en los regímenes en los que líderes populares buscan la reivindicación de las distintas necesidades que afectan a la gente de menores recursos económicos y ante lo cual, lo más fácil es calificar de suibversivo, de guerrillero a quien pretende que se acaben las in justicias sociales.
En las cárceles de Colombia son numerosos los ejemplos de esa naturaleza que se pueden contar, cuando a todo aquel que ha denunciado o luchado contra la iniquidad. se le inventaron toda suerte de cargos para ponerlos tras las rejas.
Se hace necesario que el gob ierno ordene una detenida revisión de todos los casos de esta naturaleza para que no se cometa la injujsticia que debío afronrtar Mandela por la indebida actitud de unos pocos que veían a Sudáfrica como su bien particular.
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