Algunos consideran que el hecho de hallarnos en un sistema político con fundamento en la Democracia, , es lo que ha llevado a la persona, , en el caso de Colombia, y en un alto porcentaje, a no concurrir a las urnas para participar de un proceso electoral.
Es posible que ese aspecto tenga algo que ver en tal comportamiento, pero hay una realidad incuestionable, y no es un descubrimiento, se debe culpar de ello directamente al mal político.
Porqué hacer esta aseveración , sencillamente porque esa misma condición de movernos en un sistema democrático, le ha permitido al elector castigar al político con su ausencia de las urnas después de advertir que sus ofrecimientos de campaña no fueron más que promesas motivadas por el debate electoral que se afianza en eso, en promesas.
La abstención, la pereza electoral, se ha convertido en uno de los más grandes enemigos a los que se deben enfrentar quienes aspiran a una credencial por primera vez, puesto que quienes acuden a una reunión para escuchar sus planteamientos, normalmente lo hacen dentro de la increduilidad que ayudaron a engordar todos aquellos que sin mayor justificación, han pasado gran parte de su vida ocupando un lugar en una corporación legislativa.}
Y esos, precisamente, son los culpables del encarecimiento, período tras período, de las campañas electoales puesto que se deben valer de abultadas tulas para compensarle al elector su justificada apatía.
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