Es una realidad, la alta abstención electoral que se regista en Colombia, motivada por la criticada gestión de la mayoría de senadores y representantes, ha traido como consecuencia el encarecimiento de las campañas para llegar al Congreso.
Las grandes cifras que se manejan por parte de algunos candidatos, lleva a la opinión pública a pensar que lo que realmente se hace es comprar una credencial.
El voto de opinión , definitivamente es cosa del pasado, al punto que en el antereior debate para Senado y Cámara, se llegó a una abstención superior al cincuenta por ciento, hecho que habla a las claras de la falta de motivación que acompaña a las masas para concurrir a las urnas y ello, por qué, por el pésimo desempeño del senador o representante en el Congreso quienes normalmente se ocupan en satisfacer sus intereeses o los de sus patrocinadores.
Y entonces, ante esa ausencia de votantes, cómo hace un aspirante para alcanzar su propósito? Es adificil, empezando porque para solo publicidad en radio, televisión, periódicos y vallas, deben contar con una no despreciable suma que supera los seiscientos cincuenta millones de pesos. Y para los otros gastos , qué? Contratación y pago de sedes, movilización de personal, etc., y lo más urgente, con qué comprar los votos para llegar al mínimo requerido que parantice la credencial?
Qué ocurre ahí? Entonces es cuando entran en juego las tentadoras ofertas que hablan de cifras fabulosas que llegan a los dos mil o tres mil millones para una campaña y...quién se resiste?
No importa, lo interesante es la credencial que reportará ingresos por sueldo apenas en algo más de quinentos millones de pesos al año. Y...qué hacemos con el déficit? No se preocupe, eso se cuadra con los contratos. Los contrratos, esa la clave de una credencial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario