Las coaliciones políticas con miras a las próximas elecciones parlamentarias y de presidencia entre los sectores tradicionales de la nación, tienen un fundamento, la acumulación de fuerza para garantizar los votos necesarios para el propósito final.
Lo curioso es que la búsqueda de acuerdos empezó a partir de la firma de la paz entre el gobierno y las Farc al advertirse la decidida búsqueda por parte del pueblo de una figura que garantice el cumplimiento de la mayoría de aspectos que sirvieron de base para la desmovilización de los subversivos que mantuvieron las armas contra el estado por varias décadas.
El cese del conflicto armado en Colombia con las Farc llenó de preocupación a la extrema derecha en cabeza de Alvaro Uribe y Pastrana, más el centro derecha de Vargas LLeras , Fajardo y De la Calle, sectores afectados por el fantasma de la corrupción en la que cayeron " distinguidos" personajes de la vida nacional, varios de ellos tras las rejas, lo que indiscutiblemente ha incidido negativamente en la credibilidad de los partidos tradicionales ante el votante mayhoritario.
L o importante está en saber , sin embargo,cuál será la actitud final de ese votante al momento de acudir a las urnas si se inclina por atender a los caciques de siempre, beneficiarlos con su respaldo u ofrecerles el voto-castigo,.
La otra realidad que se presenta frente a las disputas internas de los partidos de centro y extrema derecha es lo atomizado de la exquierda, situación que siempre ha llevado a ese sector a perder sus posibilidades de triunfo en Colombia, debiéndose conformar al final de la contienda, con unos regulares resultados en votación.
Si el pueblo responde como se espera, la suerte política de Colombia bien puede ser otra bien distinta a la que hoy se repudia a nivel nacional.
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