lunes, 29 de enero de 2018

Los colombianos, cual indefensos rehenes de causas perversas


Cuando Barranquilla se apresta en pocos días a celebrar su tradicional Carnaval, unos desalmados han querido afectar la alegría, el natural entusiasmo de los costeños con el velo de protervas intenciones, una de ellas, crear la confusión, ahondar en la violencia que por siempre ha sacudido al país y con la cual,  sectores políticos han sabido sentar sus reales para sacar la mayor ventaja posible en un predominio que hoy disputan a brazo partido.
Con el acto terrorista que sacudió a Barranquilla y en el que cinco  policías perdieron la vida y otros más resultaron heridos, queda la sensación de hallarnos en una sociedad en la que definitivamente no interesa el dolor ajeno, más sí la consecución de un objetivo, el predominio, bien sea desde la delincuencia organizada, de  sectores de la subversión o peor aún, de la clase  política que por siempre ha manejado un país cargado de gran desigualdad y en el que se perdieron todos los valores
Hoy es la misma confusión de siempre  la que afecta al ciudadano común y corriente, cuando no sabe hacia dónde mirar. Si se trata de un perverso acto perpetrado con la actuación de escondidas cabezas de la política, o si efectivamente, tal como lo señalan las autoridades, es  el demencial accionar de una guerrilla que ha perdido el horizonte.
Si es ésto último, cómo se podría entender, cuando  siempre ha sido la violencia el acicate para el buen recaudo de votos? Alvaro Uribe recibió los beneficios de una campaña política basada en la presunta lucha frontal a la subversión y que al final se demostró que fue el diálogo lo que dio resultado.
Colombia, los colombianos, no pueden seguir siendo tomados como los indefensos rehenes para una causa con motivaciones perversas. Colombia, reacciona.

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