Tumaco tiene soldados, fuerza naval, policías, pero no cuenta con médicos, escuelas, fluido eléctrico y vías en buenas condiciones

La militarización aplicada a Tumaco por parte del gobierno Santos en la intención de hacerle frente a la fuerte ola de violencia, inseguridad ,que azota a esa región del pacífico colombiano, es similar  a la que ocurre en el resto del país con relación al alto indice delictivo y contra lo cual se pide a voces la construcción  de nuevas cárceles como solución al delicado problema social que se genera por diversos factores, entre otros, la alta tasa de desocupación que aqueja especialmente a los jóvenes en edad laboral.
La desmovilización de las Farc lograda por el gobierno y aplaudida en un comienzo por la ciudadanía, en lugar de corregir un problema, lo que hizo fue agravarlo cuando, como es de amplio conocimiento, otros actores de la violencia procedieron a ocupar las plazas dejadas por los desmovilizados, ante lo cual se ha registrado una encarnizada batalla en la que toman parte facciones disidentes, así como otros grupos  que de tiempo atrás han sembrado el terror en el pacífico colombiano.
Esa situación que ha registrado un alto número de muertes, llevó al presidente Santos y a su Ministro de Defensa a disponer del envío de tropas del ejército, la marina y policía, suficicientemente dotados con equipos apropiados para atacar con fuerza y de manera decidida el terrible mal que agobia a la comunidad.
La determinación , pese a ser reconocida por un amplio sector de la comunidad, es vista de otra manera por otras personas, cuando indican que el asunto  no es de soldados o policías, sino de dotación de infraestructura para educación, para la salud, para el sector eléctrico y el sistema vial, para que el aparato productor no sufra de constantes parálisis por la acción vandálica y que origina la afectación en los ingresos de cada ciudadano.
Mientras no sea atendida esa realidad, de muy poco servirán los miles de soldados, marinos y policías, sostienen, la violencia seguirá.