domingo, 2 de febrero de 2014

La violación a todos los derechos, única realidad de las cárceles colombianas

Después de observar lo ocurrido en la Modelo de Barranquilla, en donde once reclusos perdieron la vida y un alto número resultó con graves lesiones por quemaduras u otros conceptos, debemos señalar que en las cárceles de Colombia, antes que el intento de resocialización de quienes en ellas permanecen, lo que se aprecia es la más clara violación a todos los derechos del ser humano.
A las personas que por cualquier circunstancia, cometen un error o tienen un mal comportamiento en su vida en sociedad, y que se les conduce a los centros carcelarios  se les va apiñando  como si se tratase de meter papas , etc., en un costal, mientras  les resuelven su situación jurídica, hecho que requiere de meses y años, originándose una superpoblación con sus desagradables consecuencias, como la falta de suficientes sanitarios en los que hacer sus necesidades, la no prestación de atenciones médicas cuando la circunstancia lo requiera, entre otros aspectos.
Cuando en Europa y Norteamérica se abrieron las primeras cárceles, se hizo con la finalidad, primero, de castigar a quienes violentaban las normas de comportamiento , cometían un crimen u otro tipo de delito.  Más adelante, cuando esa  medida se fue generalizando y  el número de reclusos crecía, se hizo necesaria la aplicación de una serie de normas encaminadas a conseguir la reintegración de las personas a la sociedad y ya entrada la modernidad, se procedió a elaborar manuales de comportamiento del personal carcelario para tal finalidad.
Algunos de esos manuales fueron adoptados de acuerdo a las consideraciones de las Naciones Unidas para la protección a los derechos humanos en esos centros a raíz  de los abusos que se empezaron  a cometer contra quienes eran conducidas allí. Simultáneo a ello, se estableció por cada gobierno la capacitación del personal carcelario para el adecuado trato a los reclusos pero con el paso del tiempo se ha podido apreciar que los resultados alcanzados en tal sentido han sido mínimos, cuando tanto  guardianes y demás personal superior, son señalados de la comisión de toda suerte de excesos contra los reos.
En el momento en el que nos encontramos, la situación en las cárceles de Colombia se ha convertido en lo que han llamado " una verdadera olla de presión" ante la serie de negativos componentes que se registran, como los atropellos que constantemente reciben los presos, el comercio de drogas ilícitas que allí se registra, indiscutiblemente, con la complacencia de algunos guardas, la introducción de armas de fuego, y el otorgamiento de privilegios a quienes saben pagar altas sumas de dinero por obtenerlos.
Pero entre tanto, qué han hechos las autoridades carcelarias, qué ha hecho el gobierno nacional en cabeza de los ministros de justicia e interior, pero sobre todo, qué ha hecho el ostentoso  señor Procurador Alejandro Ordóñez, cuya mayor parte del tiempo en sus funciones las emplea para elucubrar severas sanciones a sus enemigos políticos y otro momento, también notable, para entregarse a la lectura de la biblia y arrodillarse ante sus imágenes en la súplica de perdón por cualquier mal comportamiento que llegare a tener.
Lo único real de todo ésto, es que la triste situación  vivida por reclusos de tercera en la Modelo de Barranquilla, no la padecerán los presos de alcurnia que se encuentran en distinguidos sitios de reclusión en Colombia, en donde la buena alimentación y las grandes comodidades nunca faltarán.
 



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