lunes, 24 de febrero de 2014

Estados Unidos vuelve a los golpes de estado en Latinoamérica?

La proyección  que ha ido tomando la situación política y social en Venezuela, nos lleva a pensar, con base a las acusaciones lanzadas por el presidente Maduro, y otros hechos similares, que Estrados Unidos estaría retomando la política del golpe de estado en América Latina.
Esa práctica muy común en la región entre los años 60-70, siendo los más destacado los casos Salvador Allende , en Chile, y Jacobo Arenas, en Guatemala , cuyos gobiernos  de avanzada democrática fueron llevados al traste con la intervención americana,  fueron quedando gradualmente en suspenso hasta, finalmente, " permitir" la determinación ciudadana para la escogencia de modelos políticos alternativos.
Sin embargo, cuando parecía indicar que la injerencia norteamericano había dejado de tener validez debido a la mayor cohesión política de latinoamérica, nos encontramos con que, con capital norteamericano, de acuerdo a lo señalado por el gobierno de Venezuela, se ha montado todo un plan encaminado a desestabilizar el mandato de N icolás Maduro, quien sucedió en el cargo, por  su fallecimiento, a Hugo Chávez.
Tal como en aquel entonces,  los capitales norteamericanos vinculados en alto grado a las multinacionales,  también han hecho su presencia para financiar  a grupos paramilitares, pagarles a gatilleros que aprovechan las movilizaciones gestadas por dirigentes de la oposición para disparar de manera indiscriminada , o escogiendo previamente a sus víctimas, y así crear el caos en los actos de protesta callejeros, dejando hasta ahora un notable número de muertos y heridos, atribuidos astutamente al gobierno.
El intento por acabar con gobiernos elegidos por el voto mayoritario del pueblo se ha visto también en cada uno de los paises en donde sus gobernantes han tomado distancia de Washington , tales como Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia y otros, en los que se han suscitado fuertes movimientos de protesta cuyas cabezas visibles esgrimen cualquier discurso que les pueda servir de base para agitar las protestas.
Esperemos que el guerrerismo de otros presidentes americanos no influya en el ánimo de Obama, y evite que Latinoamérica se pueda convertir en otro Oriente Medio.  

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