La irresponsabilidad administrativa, los gobiernos la esconden con señalamientos

Es indiscutrible que el progreso lo alcanzan los paises estableciendo acuerdos económicos, técnicos, científicos y culturales con otras naciones, especialmente con las más avanzadas en cada uno de los señalados órdenes.

Pero para que los convenios resulten benéficos para las partes,  se deben tener en cuenta, y esto lo saben muy bien los ministros de cada ramo, si es que no pecan de ingenuos, que lo que se ofrece y lo que se va a recibir, se establezcan de manera clara; que exista equidad.

Precisado este aspecto, de qué equidad se podía hablar en los tratados de libre comercio con Estados Unidos o Europa, primero, cuando sus industrias le llevan a Colombia años de ventaja en tecnología y capacidad de producción, segundo´, cuando allá se cuentan con excelentes redes viales que facilitan el traslado de las mercancías a sus puertos aéreos o marítimos.

Además, y este es otro aspecto que los negociadores colombianos conocían de manera amplia, algunos rubros agrícolas reciben subvenciones especiales del estado mientras que acá, qué tenemos? Vias secundarias y terciarias en pésimas condiciones de transitabilidad. A unos cultivadordes asfixiados por los abusivos intereses bancarios, y lo más delicado, a un gobierno que los estigmatiza con sus perversos señalamientos, dejándolos a  merced de la fuerza pública, cuya única tarea es aplacar las injusticias sociales, con más injusticia al disponer de su fuerza para ahogar los justos reclamos. 

En Colombia, como en la mayoría de los paises de la región, la irresponsabilidad administrativa de años es la ´´unica culpable de la acumulacion de las grandes deficiencias que en todos los órdenes hoy afectan a un pueblo, puesto que los recursos económicos con los cuales atender obras para el desarrollo, atención a la salud y educación, entre otros, llegan a las voraces manos de una burocracia que rápidamente los hace desaparecer.

Cuando los afectados en una u otra forma reclaman, terminan señalados de guerrilleros siendo la bala la enérgica respuesta de un estado manejado a su antojo por quienes, amparados en los partidos tradicionales,  reclaman periódicamente el voto de esos que hoy claman una adecuada atención del gobierno.